jueves, 23 de agosto de 2018

RECOMENDACIÓN PARA LECTORES Y ESCRITORES


Thomas Bernhardt, Marcel Proust, Saramago.

Estos tres escritores poseen una pluma tan personal que fascina y estimula, tanto en la lectura como en la escritura. Entonces, lo obvio, si usted es lector no se los pierda.

Ahora bien, si además de lector es escritor el asunto se complica, tenga cuidado. Su endemoniada prosa puede ser temible, es tan potente que se torna contagiosa, su influencia se hace notar al extremo de la copia. Por ejemplo, Imre Kertez, premio Nobel de literatura, debió reconocer públicamente que su libro Kaddish para el hijo no nacido estuvo fuertemente influido por Bernhardt.  En lo personal creo que lo dijo de buena fe, es tarea difícil no caer bajo el nervio estilístico de Proust o de Saramago, de los que yo mismo he tardado años en semidespegarme.  Me pregunto: ¿Quién no ha intentado construir a lo Proust una armoniosa frase de una página sin puntos, que solo trate la apertura de los párpados en las mañanas de su infancia? ¿Cómo no sentirse tentado con un Saramago a hace valer las comas por puntos, y que pone la siguiente letra con mayúscula?

     Estos tres autores disponen de un veneno que su lectura inocula y contagia. Pero es preciso ceder a la tentación, no los deje de lado. ¡Anímese! Al fin y al cabo “si te copias de uno solo se llama plagio, pero si te copias de muchos le dicen influencia”.  

martes, 26 de junio de 2018

Sobre los textos de W. SEBALD.


W. Sebald, (1944-2001) De nacionalidad austríaca, a los veinte años se autoexilió en Inglaterra, en donde ejerció como profesor de literatura alemana, manteniendo una relación de amor-odio con su patria que pretendía acallar lo sucedido. Paradójicamente dice: “he vivido por treinta años en Inglaterra y aún me siento un extranjero”. Es que para el autor, el concepto de patria cobra importancia en tanto se ha vuelto problemático.

jueves, 14 de junio de 2018

Morirat


moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré

moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré

moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré                moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré

moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré

moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré                moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré

moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré

moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré                moriré           moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré moriré hasta

                     robarle muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte

                                a muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte

                                  la muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte

                                   muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte muerte

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jueves, 7 de junio de 2018

LA SOLEDAD


    
La ciudad es un lugar para el desencuentro, por eso la ciudad te exilia, te condena al ostracismo, a una multitud desconectada y abstracta.
     La ciudad destierra a sus habitantes a la soledad que los abraza, tentacular, invisible. Soledad compañera, amiga, novia, soledad todo y todo soledad.
     Soledad sin tregua ni feriado, en los paseos, en la cama, y para respirar.             
     Soledad en función continuada, siempre disponible. Trabaja en Navidad y año nuevo.

viernes, 18 de mayo de 2018

AMOR Y PASIÓN EN LA CIUDAD

En la ciudad la medida de la distancia no es la lejanía sino la proximidad, por eso el amor es apretado y estrecho, y la pasión calcinada y promiscua. Los cuerpos trastornados se restregan enmarañándose, necesitan lubricación y el sudor ayuda.
      En la ciudad no hay intimidad, sí atrapamiento, por eso la pasión es angosta, cercada, de ghetto. El objetivo es el menor costo, por eso la pasión es de remate, lavada, a precio mayorista, se consigue “a la carta” o como regalo empresarial.
     En la ciudad la pasión es cautelosa y saciable; transcurre a velocidad máxima, los entendimientos son rápidos y la pasión se torna fugaz, easy, de pasarela. Las erecciones se yerguen almidonadas y la anestesia garantiza una duración de treinta segundos.
     La pornografía y lo obsceno también forman parte de la pasión en la ciudad: microcines, canal Venus, saunas (modos light del prostíbulo), álbum dorado, hot line, sex shops, videos porno, telemarketing, avisos clasificados: bebotas, maduras, travestis..., atención integral y prefabricada de tu fantasía. En los baños de Constitución y de Retiro la pasión es carnívora, lasciva, voraz, de inmediatez contundente.