En la ciudad la medida de la distancia no es la lejanía sino la proximidad, por eso el amor es apretado y estrecho, y la pasión calcinada y promiscua. Los cuerpos trastornados se restregan enmarañándose, necesitan lubricación y el sudor ayuda.
En la ciudad no hay intimidad, sí atrapamiento, por eso la pasión es angosta, cercada, de ghetto. El objetivo es el menor costo, por eso la pasión es de remate, lavada, a precio mayorista, se consigue “a la carta” o como regalo empresarial.
En la ciudad la pasión es cautelosa y saciable; transcurre a velocidad máxima, los entendimientos son rápidos y la pasión se torna fugaz, easy, de pasarela. Las erecciones se yerguen almidonadas y la anestesia garantiza una duración de treinta segundos.
La pornografía y lo obsceno también forman parte de la pasión en la ciudad: microcines, canal Venus, saunas (modos light del prostíbulo), álbum dorado, hot line, sex shops, videos porno, telemarketing, avisos clasificados: bebotas, maduras, travestis..., atención integral y prefabricada de tu fantasía. En los baños de Constitución y de Retiro la pasión es carnívora, lasciva, voraz, de inmediatez contundente.
Me tomo un respiro y compro un helado de cincuenta centavos para enfriarme.
En la ciudad no hay aventura ni riesgo, la pasión es telefónica, televisiva, tele; en los albergues se la fracciona en turnos de hora y media, entonces la pasión se torna pigmea, mínima. En la ciudad la pasión es un estado de emergencia en estado de emergencia, exhausta, dietética, enflaquecida, se alimenta de semen macilento de colesterol y sucio de smog. El amor, en cambio, se oculta en zaguanes recónditos y se muestra en las plazas, en donde las miradas poseídas de hipnótica fascinación se entrelazan como imantadas.
El piropo es la versión callejera de la poesía amorosa, en los pasacalles el amor es publicado con intención de compartir la felicidad.
La ciudad eclipsa al cielo y las estrellas, el resultado es amor sin estrellas ni cielo. Creo que a la ciudad habría que hacerle un transplante de corazón.
Sombras retraídas en la sombra, sombras hechas de sombra, cada uno recluye sus sentimientos en una jaula o haciendo negocios.
¡Los negocios son los juegos de los adultos! San Agustín.
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