La ciudad destierra a sus habitantes a la
soledad que los abraza, tentacular, invisible. Soledad compañera, amiga, novia,
soledad todo y todo soledad.
Soledad sin tregua ni feriado, en los
paseos, en la cama, y para respirar.
Soledad en función continuada, siempre
disponible. Trabaja en Navidad y año nuevo.
La soledad es el alimento que la ciudad
provee. Minuta sin sobremesa, postre sin café. Mostaza de soledad, Ketchup de
soledad, whisky de soledad.
En soledad me como una medialuna en un bar,
visito a mamá, me duele mi primer amor, me afeito la barba con canas.
Soledad drástica, despiadada, inexorable.
La ciudad la instiga, la promueve y la despilfarra.
Soledad aciaga, cianúrica, arsénica.
Argumento sin título, cuadro sin pintor, pasión sin objeto, recuerdos sin
memoria. En soledad nazco, vivo, muero.
En la ciudad la soledad es personal,
excluyente, sin chance. En soledad me pienso y me hablo, porque la soledad es
un monólogo.
De soledad acompañado, canto, duermo,
sueño, me duele un dedo, paseo en soledad, conduzco en soledad, escucho baladas
de Luis Miguel en soledad.
Los ingenuos intentan trampearse y
esquivar el destino general con las formas comerciales del autoengaño:
reuniones de solos y solas, terapias de grupo, chateo, mitigan y acentúan el
sentimiento de soledad, pero algo termina por inclinar la balanza hacia lo
desapacible, lo solitario.
Apueste a ganador, juegue a la fija que el
futuro se llama soledad.
Y aunque soledad es decir «no hay otro»,
debemos convivir con ella y hacer de soledad un nombre: Soledad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario