Permítanme
presentarles a un autor fantásticamente sorprendente: Paul Scheerbart (Alemania
1863 - 1915). Paul Scheerbart fue un novelista, dibujante, asombroso visionario
y aspirante a inventor quien, de igual modo que Oscar Wilde, se opuso al
naturalismo literario de su época y que, probablemente resulte una absoluta
novedad para los lectores de habla española y también para muchos de habla
alemana. El olvido en el que ha cayó su nombre no ha sido rescatado por la
literatura sino por la arquitectura, y
con justa razón ya que fue el precursor literario y difusor de la edificacion
moderna en vidrio.
En
efecto, en la exposición arquitectónica de 1914 en Colonia, cuya importancia
histórica ha sido ampliamente reconocida, huboun pabellón dedicado
exclusivamente al vidrio, que tuvo un gran efecto sobre la imaginación de los
diseñadores alemanes: el Pabellón de
Vidrio, un trabajo de Bruno Taut, quien lo dedicó a Paul Scheerbart cuya
obra más conocida es el ensayo Arquitectura
de cristal (Glassarchitektur), en el que ataca el funcionalismo
constructivo por su falta de artisticidad y propone la sustitución del ladrillo
por el cristal.
En un volumen delgado, presentado sobriamente, que consiste en
un capítulo por página dedicado al arquitecto Bruno Taut, y que influyó
decididamente en el expresionismo, fue leído por el mismísimo Kafka y por su
antecesor Bruno Schulz. Su inspiración parece haber provenido del hecho de que
Scheebart vivió a menudo pobre, friolento y amargado en entornos escuálidos,
que le provocaron tenía un odio
adquirido hacia la atmósfera mal iluminada y opresiva de las congestionadas
ciudades de mampostería.
Anteriormente,
en 1907, Paul Scheebart había decidido inventar la primera máquina del movimiento
perpetuo, documentando sus esfuerzos durante dos años en su libro El móvil perpetuo, que es una mezcla de
diario, diagramas y digresiones entre la memoria y el ensueño que crean un
aparato más literario que científico impulsado por la inagotable fuerza de la
gravedad.
Les dejo aquí, uno de los dibujos con los que el
autor decoraba los márgenes de sus novelas fantásticas
No hay comentarios:
Publicar un comentario