Cuando digo Nosotros
Durante las últimas décadas, la aparición en el mercado de literatura sobre La Shoah, ha ofrecido abundante información de lo acontecido a la comunidad judía y no judía principalmente en los campos de concentración. Todo parece haber sido dicho ya y uno puede caer en la falsa idea de haber comprendido. ¡No es así!
Durante las últimas décadas, la aparición en el mercado de literatura sobre La Shoah, ha ofrecido abundante información de lo acontecido a la comunidad judía y no judía principalmente en los campos de concentración. Todo parece haber sido dicho ya y uno puede caer en la falsa idea de haber comprendido. ¡No es así!
Es posible afirmar que el lector promedio es capaz de entender lo que
sucedió en cuanto se refiere a las circunstancias históricas y políticas, no en
cambio a la comprensión de la experiencia subjetiva del horror, pues el mero
conocimiento no es suficiente para transmitirlo.
Holocausto y Shoá son términos que hacen referencia al conjunto de las
víctimas, a un grupo humano, obviando las historias personales. El dilema no
está en seguir describiendo las circunstancias históricas, sino en cómo exponer
horror, que hasta el arte solo logró transmitir parcialmente
La literatura -que incluye la autobiografía hasta la elaboración
literaria-, la pintura y el lenguaje cinematográfico, son por esencia
representaciones, y por tanto una elaboración que si bien muestra, también vela
el tormento de lo real. En esta perspectiva pueden ayudar los testimonios
directos de las víctimas, a fin de que la cultura pueda asimilar lo traumático
de su historia y descubrir lo individual en lo general. Atreverse al pasaje de
“entender a comprender” comporta una dificultad accesoria: el lector se ve
expuesto a la amenaza de padecer una intensa angustia, que le dificulta la
tarea de la “comprensión”.
Gracias al esfuerzo de todos los supervivientes, contamos con fuentes
orales, gráficas y escritas que colaboran echando luz sobre lo acaecido.
pero no a COMPRENDER
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